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Si las ojeras son uno de los problemas que más afean la mirada, los errores que cometemos a la hora de usar el corrector son tan contraproducentes como el problema en sí.
Gato te cuenta cuáles son los errores más comunes y cómo evitarlos:
- Elegir un tono equivocado: Un corrector demasiado claro dará un efecto artificial de haber ido a esquiar y haberte dejado las gafas puestas. Por otro lado, un corrector oscuro no iluminará lo suficiente como para realzar la mirada y disimular una ojera. El tono tiene que ser ligeramente más claro que la base para conseguir un efecto natural.
- Elegir el matiz adecuado: los correctores no sólo se clasifican en tonos (más o menos claros) sino que también hay matices para diferentes problemas: si tus ojeras son marrones elige correctores con matices anaranjados; si son violáceas, mejor correctores ligeramente rosas; para ojeras rojizas un corrector beige será ideal.
- Generalmente las ojeras están bajo el lagrimal y a ambos lados del tabique nasal entonces… ¿por qué aplicar corrector en la cara externa del contorno de ojos? Sólo conseguiremos cargar de producto esa zona y que se marquen patas de gallo y arruguitas inexistentes.
- No estires el corrector como si fuera una crema. Aplícalo sólo donde tengas ojera y fíjalo a suaves toquecitos con las yemas de los dedos. Estirarlo solo consigue llevar el producto hacia zonas que no necesitan cobertura.
- No todos los correctores sirven para las ojeras: Hay correctores que son ideales para tapar manchas o granitos ya que son lo suficientemente secos y no se mueven en todo el día. Sin embargo, el contorno de ojos necesita correctores cremosos y que aporten hidratación para evitar que se cuartee esta delicada zona.